La colocación de la televisión en el salón es una decisión que muchas veces pasa desapercibida, pero que puede marcar una gran diferencia en la comodidad visual y estética de la sala, pues elegir la altura adecuada no solo garantiza una experiencia de visualización más cómoda, sino que también ayuda a mantener una armonía estética en la disposición del mobiliario y la decoración. Sin embargo, hay varios factores a considerar antes de tomar esta decisión, como el tamaño de la pantalla, la disposición de los muebles y, por supuesto, las preferencias personales.
A menudo, el error más común es instalar la televisión demasiado alta, lo que puede generar incomodidad a largo plazo, pero esto sucede porque muchas personas asumen que la mejor ubicación es a la altura de los ojos cuando están de pie, pero en realidad la altura óptima depende de la postura en la que se pasa más tiempo viendo televisión, es decir, sentado. Además, también se debe considerar el ángulo de visión y la distancia a la que nos encontramos de la pantalla para evitar forzar el cuello o los ojos.
Por otro lado, la altura de la televisión también debe integrarse con la estética del salón, pues aunque la televisión se ha convertido en un elemento central en muchas salas, eso no significa que deba ser el punto focal absoluto. Encontrar la altura correcta también implica buscar un equilibrio entre la funcionalidad y el diseño, asegurando que la televisión no desentone con el resto de la decoración ni que no rompa la armonía visual del espacio.
Factores ergonómicos a tener en cuenta
Uno de los principales factores a considerar es la ergonomía, puesto que si la televisión está colocada demasiado alta o baja, puede causar molestias en el cuello y los ojos tras largas sesiones de visualización. La regla general es que el centro de la pantalla debe estar a la altura de los ojos cuando estás sentado, pero esto varía en función de la altura de los muebles y del tipo de sofá o sillón en el que te sientas. En promedio, se sugiere que el centro de la pantalla esté entre 90 y 120 centímetros del suelo, aunque esto puede variar según las preferencias personales, así como la altura de los asientos.
Otro aspecto importante es el ángulo de visión, ya que, idealmente, el ángulo de visión no debe superar los 15 grados por encima o por debajo de la línea de los ojos. Si tienes que levantar o bajar demasiado la cabeza para ver la pantalla, esto podría generar fatiga a largo plazo, por ello es recomendable hacer pruebas antes de fijar la televisión, simulando cómo se verá desde diferentes posiciones en el salón para garantizar que todos los espectadores tengan una vista cómoda y clara.
Relación entre el tamaño de la pantalla y la altura
El tamaño de la televisión juega un papel importante en determinar la altura perfecta, pues cuanto más grande es la pantalla, mayor es el área de visión, por lo que colocarla demasiado alta o demasiado baja puede generar una experiencia incómoda. Para una televisión de 55 pulgadas o más, es recomendable que el centro de la pantalla esté ligeramente más bajo, en torno a los 100 centímetros desde el suelo, especialmente si se tiene un sofá bajo. En cambio, para televisores más pequeños, se puede considerar colocarlos un poco más altos, siempre manteniendo una distancia y un ángulo que no requieran forzar la postura.
Además del tamaño, también es necesario tener en cuenta la distancia desde la que se verá la televisión, pues cuanto más lejos esté el sofá o las sillas del televisor, más permisiva puede ser la altura de instalación, no obstante, si la sala es pequeña y se está relativamente cerca de la pantalla, es aún más importante colocarla a una altura que no genere tensión en el cuello. Siguiendo estos principios, se puede lograr un equilibrio entre el tamaño de la televisión y su altura óptima en el salón.
Integración estética en el salón
Además de la ergonomía, la televisión también debe encajar con el diseño general del salón, puesto que colocar la televisión a una altura incorrecta puede desentonar con el resto de la decoración, haciéndola parecer fuera de lugar. Para evitar esto, es aconsejable considerar cómo se alineará la televisión con otros elementos del salón, como estanterías, cuadros o la chimenea, si es que se tiene una. En muchas ocasiones, un diseño simétrico, en el que la televisión comparte protagonismo con otros elementos decorativos, puede ser la clave para lograr una armonía visual.
Otro aspecto a tener en cuenta es el tipo de soporte o mueble en el que se colocará la televisión, por lo que, si se va a montar en la pared, se debe asegurar que la altura sea coherente con el resto del mobiliario. Un error frecuente es colocar la televisión demasiado alta, especialmente cuando se trata de paredes vacías o con pocos elementos decorativos, lo que puede hacer que el espacio se sienta desbalanceado. Optar por muebles bajos o soportes ajustables puede facilitar la tarea de encontrar la altura perfecta y lograr una integración más orgánica con el resto del salón.
Adaptar la altura a diferentes usos
Es importante también tener en cuenta el uso que se le dará al salón, puesto que si es una sala multifuncional donde no solo se ve televisión, sino que también se usa para leer, socializar o trabajar, la altura de la televisión debe adaptarse para no interferir con otros usos del espacio. En este sentido, una altura más baja puede permitir que la televisión pase más desapercibida cuando no está en uso, contribuyendo a mantener un ambiente más equilibrado y menos centrado en la tecnología.
En contraste, si el salón está diseñado principalmente como una sala de entretenimiento, la televisión puede ocupar un lugar más prominente, y la altura de instalación puede ser más flexible según las preferencias de los usuarios. Algunas personas prefieren una experiencia de «cine en casa», donde la pantalla esté ligeramente elevada para crear una sensación más inmersiva, en estos casos, siempre es importante recordar los principios ergonómicos para evitar molestias a largo plazo.