El gotelé es una técnica decorativa que se popularizó en España en los años 60 y 70. Esta técnica consiste en una textura granulada aplicada a las paredes, que se utilizaba para disimular imperfecciones y proporcionar un acabado distintivo. Sin embargo, con el tiempo, las preferencias estéticas han cambiado, y hoy en día, muchas personas prefieren paredes lisas y limpias que ofrecen un aspecto más moderno y versátil para la decoración del hogar.

En consecuencia, a pesar de que quitar el gotelé puede parecer una tarea desafiante, con las herramientas y métodos adecuados es posible realizar este trabajo de manera eficiente y lograr un acabado profesional. Este artículo es una guía detallada a través del proceso de eliminar el gotelé, desde la preparación inicial hasta los toques finales, con el objetivo de transformar las paredes y dar un nuevo aspecto al hogar.

Preparación de la superficie

Antes de comenzar a quitar el gotelé es fundamental preparar la superficie y el entorno de trabajo adecuadamente. En primer lugar, se debe despejar la habitación, retirando los muebles o cubriéndolos con plásticos protectores. Tras esto, se procede a proteger el suelo con lonas o papel para evitar manchas y daños, utilizando cintas de carrocero para cubrir enchufes, interruptores y marcos de puertas y ventanas.

Una vez realizado el proceso, se deben disponer todas las herramientas necesarias, es decir, espátulas, lijas, masilla, rodillos, cubetas, y si es necesario, productos específicos para eliminar el gotelé. Para determinar el tipo de gotelé en las paredes, se realiza una prueba de agua en una pequeña área. Si el gotelé se ablanda, es al temple, y, si no, es plástico, siendo esta identificación crucial para elegir el método adecuado de eliminación. También es importante tener equipo de protección personal, como guantes, gafas y mascarilla, para evitar accidentes durante el proceso.

Métodos para quitar el gotelé

El método para eliminar el gotelé depende de su tipo:

  • Si se trata de gotelé al temple, el proceso es más sencillo. En este caso, se humedece la superficie con agua utilizando una brocha o pulverizador, y se deja que absorba durante unos minutos. Luego, se usa una espátula para raspar suavemente la pintura ablandada hasta que la pared quede lisa. Este método requiere paciencia y precisión para evitar dañar la pared subyacente.
  • Para el gotelé plástico, el proceso es más laborioso. En este caso, se utiliza un decapante específico para este tipo de pintura, aplicándolo según las instrucciones del fabricante. A continuación, se deja que el producto actúe y, posteriormente, se raspa con una espátula.

Alternativamente, se puede usar una lijadora eléctrica para suavizar la superficie. Este método genera mucho polvo, por lo que es indispensable usar una mascarilla y proteger bien el área de trabajo. Ambos métodos pueden requerir varias pasadas y, en algunos casos, una combinación de técnicas para obtener el mejor resultado. Una vez eliminado el gotelé, se limpia bien la superficie para eliminar cualquier residuo antes de proceder al siguiente paso.

Alisado de la pared

Una vez eliminado el gotelé, es necesario alisar la pared para conseguir un acabado perfecto. Para este proceso, se va aplicando una capa de masilla sobre toda la superficie con una llana o espátula ancha, cubriendo cualquier imperfección o irregularidad. El proceso se trabaja en secciones pequeñas para asegurar una aplicación uniforme. Asimismo, se deja secar completamente la masilla, lo cual puede tardar varias horas dependiendo del producto y las condiciones ambientales.

Después del secado, se lija la superficie utilizando una lija fina para eliminar cualquier exceso y lograr una textura suave. En este proceso, es posible que se necesite aplicar una segunda capa de masilla y repetir el proceso de lijado para obtener un acabado óptimo. En cualquier caso, hay que asegurarse de limpiar bien el polvo resultante antes de continuar con el siguiente paso. Este proceso de alisado es fundamental para preparar la pared para la pintura o cualquier otra decoración, garantizando una superficie lisa y uniforme.

Pintura y acabados finales

Para finalizar, con la pared completamente lisa, es hora de aplicar la pintura. Se comienza con una capa de imprimación para sellar la superficie y mejorar la adherencia de la pintura final. La imprimación ayuda a cubrir cualquier porosidad de la masilla y proporciona una base uniforme para el proceso de pintura. Después de que la imprimación se haya secado, se aplica la primera capa de pintura del color elegido utilizando un rodillo para un acabado uniforme. Se recomienda aplicar al menos dos capas de pintura, dejando que cada capa se seque completamente antes de aplicar la siguiente.

Este proceso asegurará una cobertura adecuada y un acabado duradero. Finalmente, se retiran todas las protecciones y se realiza una limpieza general del área. Tras esto, ya se puede disfrutar de una pared lisa y moderna, libre del antiguo gotelé, que dará un nuevo aspecto al hogar. Además de la pintura, se pueden considerar otros acabados decorativos, como papel pintado o paneles decorativos, para darle un toque personalizado a las paredes.